Qué puedo hallar en el sentido de las cosas.
una mano se mueve, un signo del cerebro, la respiración deja de ser artificial.
Allí hay intención y acción, es parecido al estado de flotación. Los pies distantes de la tierra pero cerca, como tentados por la imantación.
Distancia de los objetos, no hay materialidad. Fugas de espiritualismo y energías nunca antes atravesadas.
Si, de repente es eso, sentirse atravesado por algo sin forma o sonido definido, van dejando huellas o ecos que resuenan tras el paso de esa especie de cuerpo etéreo que
hurga entre músculo y hueso.
En una mínima fracción de tiempo uno puede vivenciar la relajación de las articulaciones, su deformación. Como cada parte se desintegra y se resignifica.
Somos manchas y nos expandimos o también involucionamos hasta el punto insignificante. No significar, que bello es ese momento, la mente viaja en la alfombra mágica, inerte de objetividad.
De repente las neuronas son motor de otros sentidos, tan distantes del pensamiento y la razón, que nos asusta en un principio, pero atención, que no debe ponernos en vigilia o retaguardia, deberíamos dejarnos atravesar por esa especie de nada que nos deja en pleno vuelo.
Es menester aclarar que no puede manejarse. No es un diseño o juguete articuladamente práctico, solo debe sentirse, eso, respirar profundamente cuando sale de nuestro cuerpo, como un fantasmita casi insignificante.
Por que además de todo, nunca es eterno.
Desde El Taller (7/3/08)
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
1 comment:
"Somos manchas y nos expandimos o también involucionamos hasta el punto insignificante"
Resume la fuerza de tus palabras hiladas en un juego de ritmo y sentido despedazado en la multiplicidad de asociaciones y connotaciones "ilícitas". Una apuesta más allá del límite, un adquirir sentido en otra dimensión. La ley, ¿qué ley?... y eso es un poco de arte creo yo...
Post a Comment